De los tres Autódromos construidos a principios de siglo XX, Monza, Brooklands y Terramar, el único que se mantiene intacto es este último, construido en 1923. Tiene una distancia de 2km, siendo un circuito ovalado con dos curvas de vértigo.
Inaugurado en 1923 y en desuso desde los años 50. Está situado en el término municipal de Sant Pere de Ribes (vecino de la urbanización de Rocamar) aunque por la cercanía con Sitges se le da este nombre. En este circuito se celebró el Primer Gran Premio de España, celebrado el mismo 1923 como parte de los actos inaugurales del circuito, siendo ganada la carrera por Alberto Divo al volante de un Sumbeam.
Diseñado por Jaume Mestres i Fossas el autódromo fue construido en sólo 300 días con un coste de 4 millones de pesetas. La inauguración, a la que asistieron el monarca Alfonso XIII y Miguel Primo de Rivera, fue encabezada por el sabadellense Francesc Armengol, promotor de la urbanización de Terramar de Sitges y uno de los principales inversores del circuito. Sin embargo, con el curso de los años la clase acomodada barcelonesa pronto dejó de asistir al autódromo, lo que marcaría definitivamente su futuro.
La elevada inversión para la construcción del circuito sumada al escaso público que asistía a las pruebas hizo que no pudieran otorgar premios monetarios a los pilotos por sus victorias. Esto afectó seriamente la reputación del circuito, y eso se añadió a las quejas de los pilotos por los elevados peraltes (de 60 a 90 grados), que afectaban la seguridad de la conducción. Así, en 1925 ya no se realizaban carreras, y en 1929 el Autódromo pasó a manos de Edgar Morawitz. Gracias a la inversión de Morawitz se volvieron a disputar carreras a partir del año 1932 con una prueba del Campeonato español de motociclismo. Morawitz se posicionó en contra de Francisco Franco y eso hizo que tuviera que abandonar la gestión del circuito por miedo a las represalias de la dictadura. El 29 de mayo de 1955 corrieron los automóviles en el circuito por última vez, un año después la Vuelta a Cataluña hizo un recorrido de 60 km que fue el último evento que se disputó.
El circuito sigue encontrándose abandonado aunque muchos son los aficionados que se trasladan al circuito para verlo o caminar por la anitgua pista, las curvas del cual siguen manteniéndose en perfecto estado. Las rectas del circuito estaban parcialmente cubiertas de vegetación hasta que a principios de 2009 se realizó una operación de limpieza, lo que permite dar vueltas completas al circuito con coches bajo permiso del propietario.Se pretende hacer un proyecto de rehabilitación para albergar carreras de coches clásicos así como hacer un museo donde estaba ubicada la grada principal. También se hacen visitas guiadas por el circuito desde el año 2010.
Autódromo Sitges-Terramar
Sant Pere de Ribes
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