miércoles, 20 de julio de 2011

Miravet


El castillo de Miravet está considerado uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar templaria de Occidente. Además, ha seducido a pintores de la talla de Dalí, quien incluso pretendió comprarlo.

Diversos vestigios atestiguan la presencia de asentamientos urbanos en la localidad desde la antigüedad. Así, fragmentos de cerámica hallados en varios escenarios sugieren un pasado íbero, y restos procedentes del castillo hacen suponer que fue un castro romano. De cualquier modo, es concluyente el dominio que, a partir de finales del siglo XI, el pueblo islámico ejerció en la zona. Sobre un recinto amurallado primitivo, los árabes levantaron una poderosa fortaleza que debía proteger a su nuevo conjunto urbano. Con el nombre de Al-Muràvit ( monje guerrero ), los almozárabes establecieron una importante alquería estructurada en torno a una mezquita, y allí, consagradas a la yihad, resistieron en 1152 el ataque de los cristianos.

Se fomento el cultivo de hortalizas y árboles frutales, en especial cerezos. Otra actividad importante introducida por los árabes, y que además trascendió culturas y guerras de señores y religiones, fue la ancestral alfarería, concentrados en una serie de talleres del barrio del Raval.

En 1153, Miravet fue  conquistado por Ramón Berenguer IV. El conde donó su castillo a los caballeros de la Orden del Temple, y estos repoblaron la ciudad sin excluir los sarracenos, permitiendo una convivencia de las comunidades cristiana, morisca y judía.

El recinto fortificado fue reconvertido en la joya arquitectónica que conocemos en la actualidad, uno de los castillos románicos del siglo XII más íntegros.


Si bien de este castillo monasterio salieron los mejores ejércitos de la Corona de Aragón para la conquista de Mallorca y Valencia, Jaime II ordenó la detención de los templarios. El monarca actuó bajo la imposición del papa Clemente V y el rey de Francia Felipe IV, para quienes la orden se había convertido en un elemento perturbador. Los caballeros templarios, sin embargo, capitaneados por fray Berenguer de Sant Just y fray Ramón de Saguardia se hicieron fuertes en el castillo. El asedio, el más largo de su historia, duró  hasta el 12 de Diciembre de 1307, día en que se produjo la rendición pacífica. La Orden del Temple, también conocida como la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Salomón, se extinguió por completo.

Después la villa vivió una etapa de decadencia económica y notable descenso demográfico. Azotaron Miravet plagas, pestes, impuestos y otras guerras de poder ( la Guerra de Secesión en 1714, y la batalla del Ebro en 1939 ), unión de factores que apagó el antiguo esplendor árabe y templario.






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